Existen diferentes operaciones para la feminización del rostro y no suelen ser necesarias todas para conseguir suavizar los rasgos faciales y tener una apariencia más femenina. En ocasiones, especialmente cuando hubo una atención temprana con bloqueantes puberales, no se requiere ningún tipo de intervención quirúrgica facial.

Sin embargo, la cirugía de feminización facial puede ser clave para el bienestar emocional y la autoconfianza de muchas mujeres trans. En este post, te queremos explicar cuáles son las principales cirugías faciales para feminizar el rostro.

¿Qué es la operación de feminización de rostro?

La cirugía de feminización facial es un conjunto de técnicas quirúrgicas que busca modificar los rasgos considerados más masculinos para alinearlos con una estética reconocida socialmente como más femenina. Estas intervenciones pueden abordar distintas zonas del rostro, como la nariz, la frente, el contorno de las mejillas o la mandíbula.
Para conseguir los mejores resultados, el cirujano deberá personalizar cada abordaje y cada cirugía para conseguir el mejor resultado según las características y facciones de cada mujer.

El objetivo principal es lograr un equilibrio entre los rasgos faciales y crear un rostro armónico, sin perder de vista la naturalidad.

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Rinoplastia feminizante

La nariz es una de las facciones que más dominan nuestro rostro, al estar en el centro. Por ello, la rinoplastia feminizante es una de las cirugías más solicitadas en el proceso de feminización facial.Generalmente, una nariz considerada femenina tiende a ser más pequeña, recta y delicada, con una punta ligeramente levantada y una estructura menos prominente. En la rinoplastia, el cirujano puede trabajar en reducir el tamaño, modificar el puente o suavizar el perfil nasal, siempre asegurándose de que la nariz armonice con el resto del rostro. Este procedimiento no solo modifica la estética, sino que puede también mejorar la función respiratoria si se acompaña de correcciones funcionales.

Reducción de la frente

La frente suele ser una de las áreas donde más se nota la diferencia entre los rasgos típicamente masculinos y femeninos. En las personas asignadas como hombres al nacer, la frente tiende a ser más prominente, cuadrada, ancha y angulosa, con una línea de cabello más alta y, habitualmente, en forma de M. Además, las cejas suelen ser más prominentes. En cambio, en las personas asignadas como mujeres al nacer, la distancia entre el cabello y las cejas es más estrecha y redondeada. Las cejas suelen ser más planas y con una estructura más suave. Y la línea del cabello suele tener una forma más ovalada.

La reducción de la frente, también conocida como remodelación del hueso frontal o reducción del reborde orbitario, busca suavizar esta zona. El cirujano puede remodelar el hueso frontal para reducir el reborde supraorbital, creando una apariencia más suave y femenina. En algunos casos, se puede acompañar de una bajada de la línea de implantación del cabello para equilibrar las proporciones del rostro.

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Avance de la línea del cabello

En la edad adulta, las personas identificadas como mujeres al nacer suelen tener una línea del cabello más baja que los identificados como hombres. Por ello, en ocasiones es necesario realizar una cirugía que avance dicha línea, así como el uso de implantes capilares para conseguir una frente más redondeada. La cirugía que redefine la línea del pelo es, junto a la feminización de la frente, una de las más importantes para conseguir una apariencia más femenina del rostro.

Existen dos técnicas para avanzar la línea del cabello, una quirúrgica y otra, mediante trasplante.
La técnica de avance de la línea del pelo mediante trasplante consiste es un procedimiento de injerto capilar que puede llevarse a cabo durante la cirugía de feminización de la frente o en un segundo tiempo quirúrgico, según valore el equipo médico de IM GENDER.

En el caso de que sea más indicado hacer un avance completo de la línea del cabello, se debe llevar a cabo mediante cirugía. Para ello se realiza una incisión de pocos milímetros por detrás del nacimiento natural del pelo y se avanza de manera general 1 o 2 centímetros. De esta manera, se disminuye la distancia que existía entre las cejas y el nacimiento del pelo, al tiempo que se eliminan las entradas alopécicas laterales.

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Lifting facial

El lifting facial feminizante es una intervención clave en el proceso de reafirmación de género, diseñada para suavizar y redefinir los rasgos faciales, logrando una apariencia más armónica y femenina. Este procedimiento aborda zonas como el cuello, la barbilla, las mejillas y los ojos, reposicionando la piel y los músculos para afinar las facciones y alargar el rostro, características más habituales en un rostro femenino. En mujeres trans, el lifting no solo ofrece un aspecto más rejuvenecido, sino que también juega un papel fundamental en la feminización del rostro, aportando volúmenes y formas más delicadas. Además, puede complementarse con otras técnicas como la lipotransferencia o lipofilling para optimizar los resultados.

El éxito de un lifting feminizante depende en gran medida de la habilidad y experiencia del cirujano, quien debe tener un conocimiento profundo de las diferencias entre los rasgos considerados masculinos y femeninos. Las incisiones, colocadas estratégicamente en las líneas naturales y el cabello, permiten camuflar las cicatrices, mientras que el procedimiento se ajusta a las necesidades específicas de cada paciente, como el rasgado de los ojos o la elevación de los pómulos.

Lifting de labios

La distancia entre el labio superior y la base de la nariz es distinta en hombres y mujeres. Mientras que en ellas se mantiene muy similar desde la niñez hasta la edad adulta, en ellos se alarga. El lifting de labios es la cirugía que permite acortar dicha distancia otorgando al rostro una apariencia más típicamente femenina.

Bichectomía

La bichectomía es un procedimiento quirúrgico que consiste en la extracción de las bolas de Bichat, unas acumulaciones de grasa ubicadas en las mejillas. Aunque la grasa en el rostro es natural, la prominencia de estas bolsas puede dar una apariencia más cuadrada y robusta. Al eliminarlas, se define el contorno del rostro, logrando un aspecto más afilado, alargado y refinado, identificándose como más femenino.

Anguloplastia

La feminización del tercio inferior del rostro suele focalizarse, especialmente, en la mandíbula y el mentón. Las mandíbulas más anchas y angulosas se asocian con un rostro más masculino, mientras que en los rostros considerados más femeninos, la mandíbula tiende a ser más redondeada y estrecha. La anguloplastia, o cirugía de la mandíbula, es un procedimiento que se enfoca en suavizar la mandíbula, reduciendo el tamaño de su ángulo y afinando la línea mandibular para conseguir unas facciones más suaves. Dependiendo de las necesidades del paciente, también se puede modificar la barbilla para crear una armonía en todo el contorno facial.

Resultados de la operación de feminización de rostro

La recuperación de las cirugías de feminización facial puede variar dependiendo de los procedimientos realizados y de si se combinan o no. En general, es necesario un tiempo de reposo de entre dos y cuatro semanas para reducir la inflamación, habitual en cualquier cirugía, y permitir que las incisiones cicatricen adecuadamente. Durante las primeras semanas, es normal experimentar hinchazón, moretones y molestias.

El equipo médico proporcionará indicaciones específicas sobre el cuidado postoperatorio, que puede incluir el uso de prendas de compresión, evitar la exposición al sol y mantener la cabeza elevada para disminuir la hinchazón y mejorar el bienestar del paciente.

Los controles postoperatorios regulares son fundamentales para asegurarse de que la recuperación sea adecuada y de que los resultados sean los esperados.

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Resultados de la operación de feminización de rostro

Los resultados de la feminización facial son duraderos y, en muchos casos, permanentes. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los resultados finales no son inmediatos, además de la inflamación que tardará unas semanas en bajar, durante el primer año puede haber cambios sutiles en las facciones. Muchas de estas cirugías requieren remodelar el hueso, por lo que se debe ser paciente para poder ver los resultados finales.

El grado de satisfacción de las pacientes de IM GENDER que han pasado por cirugías de feminización facial es alto. Además, aseguran que los cambios en sus rasgos faciales les ayudan a sentirse más alineadas con su identidad de género.

La feminización facial no solo transforma físicamente a las personas, sino que también puede mejorar significativamente su autoestima y calidad de vida, ya que el rostro es una parte esencial en la percepción de nuestra identidad tanto a nivel social como individual.

 

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