Una vida sexual sana es importante para disfrutar de una buena salud en cualquier adulto, pues la sexualidad es una parte integral de la personalidad de todo ser humano. Además, una vida sexual plena nos hace más felices tanto en un plano emocional como físico. El placer sexual reduce el estrés y el dolor, combate los signos de la depresión, mejora el sueño, estimula el sistema inmune… Por todo ello, cuando el equipo de IM GENDER aborda una cirugía genital en una persona trans, su sexualidad tiene un punto muy relevante a la hora de diseñar la intervención. Por ello hoy abordamos el orgasmo en personas trans operadas.

El placer sexual en la persona trans

Todas las personas tienen diferentes zonas erógenas en su cuerpo y muchas de ellas están relacionadas con distintos sistemas nerviosos. En el caso del hombre, su principal zona erógena es la del pene, especialmente el glande. En esta zona encontramos el nervio pudendo que es el responsable de llevar la sensibilidad erógena a toda la zona genital. Pero la zona prostática, más profunda, también puede aportar una sensación de placer. De la misma manera, en la mujer tiene una zona erógena intensa en la zona del clítoris, pero también existe una zona erógena y placentera intravaginal, que en algunos casos recibe el nombre de punto G.

El orgasmo en una mujer trans operada

Se ha escrito y hablado mucho sobre los mitos y realidades del orgasmo en personas transgénero operadas. Y “¿es posible el orgasmo después de la cirugía?” es una de las preguntas más frecuentes en consulta. La experiencia en IM GENDER después de más de 2500 vaginoplastias realizadas nos indica que el índice de consecución del orgasmo en mujeres trans es de un 87%. Esto es incluso superior al porcentaje de mujeres cis que lo consiguen, pues se calcula que un 15% de ellas tienen disfunción orgásmica y jamás han llegado al orgasmo.

Este índice de éxito en mujeres trans operadas se explica porque para realizar el clítoris en una vaginoplastia se utiliza una porción de glande del pene, así como todos sus nervios. Estos suelen ser mucho más potentes y gruesos que los se encuentran en el clítoris de una mujer cis. Mantener todo el pedículo vascular-nervioso del glande en el nuevo clítoris permite mantener la sensibilidad erógena de manera que pueden tener relaciones sexuales satisfactorias con orgasmo o, incluso, con multiorgasmos en algunas ocasiones.

El orgasmo en el hombre trans operado

En el caso del hombre trans, dependerá de la técnica utilizada durante la cirugía. Si hablamos de metaidoplastia, la sensibilidad del clítoris permanece intacta, por lo que el placer sexual será el mismo.
En el caso de la faloplastia, si bien es cierto que el clítoris se mantiene encerrado, se utiliza una técnica que permite empalmar un nervio del clítoris con el objetivo de otorgar sensibilidad a la piel del pene. Ello ofrece al hombre trans operado la capacidad de sentir placer sexual en la zona genital.

Orgasmo en personas trans operadas ¿mito o realidad?

Las nuevas técnicas tanto en vaginoplastia como en metaidoplastia o faloplastia nos permiten garantizar una sensibilidad erógena en un porcentaje muy elevado. Y por tanto una vida sexual satisfactoria en la mayoría de las personas transgénero operadas.

Sin embargo, debemos tener claro que el orgasmo no es solo una función orgánica. Es decir, no solo consiste en una cuestión anatómica que consiga que el sistema nervioso que otorga sensibilidad erógena funcione. Esto es evidente cuando comprobamos que hay hombres cis y mujeres cis cuya función orgánica es completamente sana y, sin embargo, no son capaces de llegar al orgasmo en una relación sexual.
El placer sexual depende también de nuestro nivel hormonal. Esto explicaría, por ejemplo, porqué las mujeres cis cuando llegan a la menopausia tienen menos deseo sexual y mayor insatisfacción como consecuencia de la disminución de ciertas hormonas en su organismo. Algo muy similar pasa en los hombres cis cuando no son capaces de generar suficiente testosterona. Para mitigar esta situación, actualmente se están introduciendo los implantes subcutáneos de hormonas bioidénticas que funcionan muy bien, tanto en hombres como en mujeres cis, y que deberá evaluarse su efectividad y/o necesidad en el caso de las personas trans.

Lo que sí es importante, para que las personas trans puedan conseguir una vida sexual satisfactoria después de la cirugía, es que el endocrinólogo regule y supervise los niveles de hormonas, de manera que se garantice una impregnación ideal para que el orgasmo sea factible.

La mente y el orgasmo

Pero el orgasmo y el placer sexual son algo más que una cuestión endocrina. Se dice popularmente que el órgano sexual más poderoso que tenemos es nuestra mente. Es ella la que permite la excitación y el placer, pero también la que puede impedirlo. Y, realmente, es en nuestro cerebro donde se desencadena esa “explosión” neuronal de contactos a los que llamamos orgasmo.

La respuesta sexual involucra tanto al cuerpo como a la mente de manera conjunta y compleja. Por ello existen personas, ya sean cis o trans, cuyos órganos sexuales y hormonas funcionan perfectamente, sin que exista ninguna alteración, y sin embargo son incapaces de conseguir llegar al orgasmo. Vaginismo, miedos, inseguridades, baja autoestima, problemas emocionales, estrés… son algunas de las trabas psicológicas que nuestra mente puede ponernos a la hora de alcanzar la plena satisfacción sexual. Así, la falta de orgasmo, no suele ser consecuencia de que el nervio “no funcione” o de que no dispongamos de suficientes hormonas, sino que, muchas veces, esconde algún problema psicológico que impide a nuestra mente conseguir su objetivo.

¿Tienes más dudas sobre cirugía de confirmación genital y orgasmo? Pregunta a nuestro equipo de IM GENDER y te las aclararán.